Para llamar a “votar en blanco”, intelectuales y membretes cibernéticos argumentan que ninguna de las opciones partidistas merece la confianza pública.
Con base también en las premisas de que la clase política es mediocre y de que la partidocracia impide que haya candidatos independientes, lo que en realidad proponen estos anulacionistas es un movimiento de masas derrotista y estéril.
La incitación a “votar en blanco” despide el tufo de una nueva y peligrosa ultraderecha mexicana, copiada de los extremistas europeos que se empeñan en golpear a los gobiernos de origen socialdemócrata y democristiano.
“Votar en blanco” (anular el voto) sólo favorece a los partidos que cuentan con estructura y recursos para mantener su “voto duro”.
Los anulacionistas apuestan a incautos que creen que todo lo que aparece en internet es “de origen ciudadano”, pero, ¿a qué interés puede servir tan sospechoso llamado?
Sólo a apuntalar una partidocracia que, con unos cuantos votos, podrá imponer a los próximos “representantes de mayoría”.
cmarin@milenio.com
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