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domingo

Mi querido Mario

Hace 44 años que nos conocimos, jugando al pin-pon en un hotel en La Habana. Durante este largo tiempo anduvimos juntos, como tu editor en Argentina, en México y en España, luego como tu agente, y siempre como lector y como tu amigo. ¡Cómo extrañaré los 14 de septiembre de cada año, el día en que jugábamos a ver quién era el primero en llamar al otro para desearle feliz cumpleaños!. Tu vida ha sido una enseñanza de amistad y de ética; tu invariable posición frente a la vida y a la política ha sido un modelo para mí y para cientos de miles de lectores, que te seguimos queriendo, te seguimos leyendo y para quienes seguirás siendo siempre un ejemplo de humildad y coherencia intelectual. Me siento tan orgulloso de la amistad y la confianza que me otorgaste... Mario, ¡cómo te echaré de menos! El mundo, hoy más que nunca, necesita de gente como ti. Desde ahora, todos estaremos mucho más huérfanos. Con todo mi cariño y mucha tristeza, te despido con un gran abrazo.
Willie Schavelzon, diario El pais.
Era 1984 y no sé porque comencé a leer. Mi padre, español para más señas, tenía un negocio de importación de libros y revistas. De la gran cantidad de libros que había sueltos por mi casa dos tenía un peso especial para mí. Dos poetas se disputaban con sus versos el sueño del lectorcito recién estrenado: Rafael Alberti con su antología “Poemas del destierro y la espera” y el otro de un tal Mario Benedetti, “Poemas de otros”. Allí comencé a leer y comencé a escribir plagiando a Benedetti sus sutilezas amorosas del día a día. De Alberti diré otro día otras cosas. El ejemplar en cuestión es una coedición “colombo-mexicana” entre la editorial “La oveja negra” y la editorial “Nueva Imagen”. El año, 1980, pero a mis manos no llegó hasta el 84. Benedetti ha muerto, me parecía ver a un muchacho correo por la calle de mi infancia y yo voy y me asomo al balcón de mi abuela para gritarle mi incredulidad en forma de pregunta pero ¿Cuándo?, “ahora” me dice si dejar de correr como la brisa del mar y me deja con el frio, con la tristeza de que ese hombre viejo que admiro se me haya marchado tan de repente sin que le diera yo la mano y no digamos un abrazo. El muchacho es internet y el balcón mi mesa de trabajo pero la perplejidad y el frio son los mismos. Los otros días le leí a mi hija Lucía unos versos suyos en una madrugad de insomnio infantil, “¿quieres que te lea unos poemas? y Lucía, con sus ojos inquietos y despejados me dijo que sí y yo le susurraba “compañera/ usted sabe/ que puede contar/ conmigo/ no hasta dos/ o hasta diez/ sino contar/ conmigo.” ¿Contar? me decía y ella comenzaba uno, dos, tres… y hasta diez y no se durmió hasta varios poemas más y algún cuentecito. Me sorprendió que ese librito de mi juventud haya viajado desde el pasado hasta hoy manoseado de lecturas y con esquinas rotas que no son primavera, esquinas dobladas señalando las preferencias del joven enamoradizo que fui. Mario Benedetti me acompañaba en mi camino por las letras como un son lejano que rescataba la esperanza de los sueños, que cautivaba todavía las esperanzas y servía de ejemplo. Me recomendó mi amigo Jorge Eduardo Benavides una novela suya “Quién de nosotros”, te va ayudar, me dijo Jorge en “El circo” mientras conversábamos de nuestras cosas, de Benedetti, dijo, y yo la busqué y una maravilla, me ayuda, es magisterio es literatura. Nos deja, se marcha para ser memoria, leyenda, clásico ahora que no está aunque estando ya lo era. Hay personas que son necesarias, que te las cruzas por la vida y te cambian para mí, Mario Benedetti es una de esas. Su obra, lo que deja, lo que en realidad es para los que no le conocimos jamás, es pura vida, porque un autor es su literatura, un poeta sus versos y la poesía nos pertenece a todos, es un abrazo eterno que se quedará con nosotros más allá de la muerte.
Pedro Crenes, diario El libre pensador
El gran cronista de los sentimientos Serrat: "Sus versos eran contagiosos" El cantautor, que puso música a poemas de Benedetti, recuerda a su amigo
"Usted madura y busca / las señas del presente / los ritos del pasado / y hasta el futuro en ciernes / quizá se ha vuelto sabio / irremediablemente / y cuando nada falta / entonces usted muere".
Estos versos del poema Currículum de Mario Benedetti escuchados en la voz de Joan Manuel Serrat cobran a la luz de la muerte del maestro más que nunca un significado especial. "Le conocí primero como poeta, luego como hombre", señala Joan Manuel Serrat, gran conocedor de la obra del poeta, y al que ya hace unos veinticinco años le llamó para comunicarle que quería poner música a los poemas de El sur también existe. "Me fue muy fácil conectar y trabajar con él y lo que me gustó mucho fue que entendió la diferencia que hay entre un poeta y un escribidor de canciones, técnicamente hablando, y rehizo aquellos versos, para hacer letras de canciones, de una forma muy natural, porque comprendió bien los problemas que puede tener el músico a la hora de crear una canción". El cantante calificó anoche a su amigo de "hombre muy experimentado". "Me gustaba mucho su curiosidad, su forma de incorporar, mezclar y bajar la poesía a la calle, subirla a un escenario, acercarla a la gente, por eso es un poeta muy transversal". Serrat dijo al conocer la noticia de la muerte de Benedetti: "Vivo con la pena de perder un amigo que no voy a poder volver a ver, cuando regrese a Montevideo no lo voy a encontrar y estos vacíos que me va creando la vida cada vez son más complicados de sobrellevar, a pesar de que uno entienda muy bien qué camino es éste y que no hay otro". El compositor y cantante mantuvo una larga y estrecha amistad con Benedetti, al que definió ayer como un hombre "bueno, trabajador, prolífico y un poquito cascarrabias, además de ser probablemente el poeta latinoamericano, no sólo que más se ha vendido, sobre todo que más se ha leído". A la hora de hablar de qué ha sido Benedetti para la poesía latinoamericana y para la cultura mundial, Serrat guarda silencio: "Aunque esté claro que ha sido fundamental no sé medir algo así, lo que sí sé es lo que ha sido para mí y por encima de cualquier otra cosa ha sido mi amigo, siempre me ha regalado su cariño, su comprensión y su generosidad y ha sido un referente como hombre coherente, solidario y comprometido. Mientras él con sus pies empujaba la vida, también la poesía le empujaba a él, su poesía ha sido un acto de reflexión en voz alta con el que nos ha hecho reflexionar a todos; una poesía que giraba en torno a un mundo cercano plural y compartido". Para el cantante la poesía de Benedetti era sumamente "contagiosa": "Por lo cercana que le resultaba siempre al lector, mejor dicho, que le resulta, porque de ella no hay que hablar en pasado".

2 comentarios:

W_S dijo...

Hasta pronto Don Mario, gracias por escribir tan lindo.
Los que nos fusilábamos su trabajo le estamso infinitamnte agradecidos.
Espero conocerlo donde quiera que vayamos, le pediré un taller o curso intensivo.

Anónimo dijo...

Quien no leyó a Benedetti, o en su pequeña biblioteca tiene un libro de él, incluso, algunos de nosotros deletreamos tus poemas a través de susurros a la persona amada.

Hasta pronto Maestro...


Mujer de Café