Vino Sarkozy y nada.
Vino la Hillary y tampoco.
Tristemente la constitución mexicana se aplica sólo cuando conviene, hoy tenemos una muestra más de cómo las leyes en nuestro país sirven al poderoso y al adinerado.
Manu Chao, se atrevió a decir lo que muchos mexican@s callan, pero su delito es ser habitante del mundo, ya no franco-español, ya no hijo de inmigrantes, simplemente, por no ser nacido en nuestro país cometió un delito al decir lo que pensaba acerca de uno de los episodios más sucios que ha cometido el Estado en épocas recientes.
Lo que da coraje es que a otros personajes no les apliquen la ley como a Manu, que sin ser gobernante ni famoso empresario, tiene un punto de vista y hasta más calidad moral que muchos de los que están el la lista Forbes e incluso en el directorio del gobierno de nuestro país.
Volvemos a los tiempos en que decir lo que se piensa ya no será un derecho sino un atrevimiento que se pagará con Cárcel-Entierro-Destierro.
"...yo quiero ser un disidente, de lo que opina tanta gente
jugar poquito a la anarquia
sacalacarle canas a la policia y a mi tía
y si viene revolución, o si llega la 23
en eso pongo yo mi fe
...yo quiero ser un disidente, de lo que vota tanta gente
poner en duda la balanza
ya no me gusta la falasia democracia
y si viene revolución, o si viene el caos otra vez
yo ya no quiero mas temer
al fin y al cabo que nunca nada, nada,
esta muy bien..."
Manifiesto del pingüino asesino
Salón Victoria
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