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miércoles

¡Viva el derecho a la diferencia!

Por Maa Jachixuch.
Siglo XXI, País México, Estado Chiapas.
Ser joven es complicado, la sociedad espera mucho de nosotras /os. Espera que la transición de infante a adolescente sea rápida, que nos caiga el veinte del papel social que nos toca asumir. Le da poca importancia al proceso de cambio que vivimos y que para algunos es traumático. La sociedad sólo exige responsabilidad, olvida hablarnos de nuestros derechos pero nos llena de obligaciones. Cada que puede nos lo recuerda “Ustedes son el futuro de México” ¿Acaso existe un futuro?, la sociedad nos dice cómo debemos ser, “si eres niña rosa, niño azul”, a cierta edad te das cuenta que lo de los colores es sólo una forma de encasillarte y que eso de pretender ser igual o todas las niñas o niños no es lo tuyo y comienzas a buscar ser diferente, a imprimir tu propio estilo. Pero eso no es nada fácil, la sociedad y los esquemas establecidos son difíciles de romper, ¿por qué romper?, pues porque no son flexibles. “Las niñas no se sientan con las piernas abiertas, los niños no juegan con muñecas”, al parecer ciertas reglas de la sociedad se empeñan en minar nuestras libertades. Y luego se preguntan por qué a cierta edad simple y sencillamente nos salimos de control. Durante la adolescencia experimentamos cambios significativos, pero más que ayudarnos a entenderlo, nos piden que lo asimilemos rápidamente porque no hay tiempo y debemos seguir el curso de la vida, crecer, estudiar, ser económicamente productivo, consumista, mantener funcionando el sistema y morir. ¿Exagero?, yo no lo creo. ¿Cuántas veces te han discriminado hoy por tu forma de vestir, por tu manera de hablar, de pensar, de actuar? Seguramente como chava o chavo te gusta sentir pertenencia, te auto clasificas como skate, dark, graff, naco, fresa, hippie, biker, cholo, punk, emo, metalero, rider e infinidad de grupos o tribus que existen en tu ciudad. Cada uno de ellos tiene su propia identidad, algunos sólo la ropa, los accesorios, la música y alguna película, otros tienen todo eso y más, como libros, teorías y toda una idea del mundo donde quieren vivir. Seas una cosa u otra no importa, siendo chava o chavo siempre nos topamos con estas situaciones en general: la incomprensión, la intolerancia. Muchas veces empieza por la casa, tus jefes se la pasan molestando acerca de tu forma de vestir, de ser, se quejan de la música que escuchas o del tipo de amistades que tienes. En la escuela no es muy diferente, ya aguantaste la primaria y la secundaria con ese peinado políticamente correcto, uniformado y obedeciendo cada orden que te dictaban y cuando finalmente crees que serás libre al entrar a la Prepa, Vocacional, Cobach, Cebeta, o cualquier escuela de nivel medio superior, te das cuenta que no es así. ¡Aaahhh! Maldición. La cuadra, la colonia, el barrio, el parque te da algo que en tu casa, en la escuela, en la sociedad, se te ha negado: Libertad. Pero esa libertad es engañosa, sí, puedes reunirte con tus amigos, platicar, organizar la próxima fiesta, etc., pero también estás expuesto a la violencia, a ser discriminado, a ser acusado injustamente de algún delito. ¿Cuántas veces has escuchado estas frases? Si trae tatuajes, seguramente estuvo en la cárcel, ha de ser Mara o pandillero, se viste como puta, con esos pelos ha de ser marihuana, parece una bruja o pordiosera, ése cabrón está bien loco, ¿ya viste su corte de pelo? Y yo pregunto ¿quién dice que las palabras no lastiman? Otras personas han sido menos afortunadas llegando a ser acusados de delitos sólo por su apariencia, excluidos de lugares públicos o privados, sólo porque no traen zapatos o pantalones de vestir. ¿Quién diablos dijo que ser decente tiene qué ver con la forma en cómo vistes? Mejor no les recuerdo a todos esos hombres y mujeres que visten prendas de diseñador y han cometido infinidad de delitos y no reciben castigo alguno. La forma de vestir de cada tribu o grupo expresa algo, es contracultura porque es una forma de gritar ¡ya basta!, ante la opción única que la sociedad nos da de cultura, la oficial. Por eso es importante ser diferentes y reunirnos con otras personas que nos consideran iguales. Como adolescentes, nos gustan muchas cosas y no debemos sentirnos culpables que seamos tan consumistas, es sólo una desventaja de ser joven, somos influenciables, vaya, nos enajenan rápidamente. Y sin embargo somos muchos quienes nos resistimos a los productos basura. Mientras no olvidemos que la necesidad de ser diferentes es una forma de vivir nuestra libertad y no importa si la sociedad no lo acepta, nosotros siempre nos salimos con la nuestra, buscamos espacios o los creamos y si no los tomamos sin permiso, el objetivo: sentirnos a gusto con nosotros mismos y quienes nos rodean. No importa si elegiste traer un color del cabello diferente, si te gusta una música, diferente a la que está de moda, si la gente te observa como a un fenómeno, si te catalogan equivocadamente, no importa, pero recuerda si queremos respeto empecemos entre los grupos o tribus a ser respetuosos así veo yo una nueva forma de convivencia donde ya no nos preocupemos por la intolerancia o a la discriminación. ¡Viva el derecho a la diferencia!

2 comentarios:

Calixta dijo...

Jajaja... bien lo decía sho, que no andaba equivocada...
Pa' arriba PunkCat!!! me cae que estoy por de mas de acuerdo con usté...
Híjole eso de ser maistra de secundaria da la opción pa' llevarles a mis pupilos lo bien escrito por uste... ahi le cuento los resultados...
Desde el sur del sur...
XOXO

Lord Edramagor dijo...

Y pa que quede constancia que soy visitante continuo!
ja!
por cierto ya cambié sus logo en mi web, ;).
Chido mi estimado PunkCat, a seguirle dando que no hay de otra.