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lunes

El problema de la contracultura en Chiapas

Autor: Walter Soco

El título de este texto podría pecar de presuntuoso, sin embargo, el problema que voy a señalar es una constante no sólo en Chiapas, sino en todos los lugares que tengan manifestaciones culturales ajenas a lo políticamente correcto.

En México estamos acostumbrados a un tipo de cultura, esa que se encuentra en museos y galerías, en centros culturales y teatros, sin embargo, ese tipo de cultura promovida desde los gobiernos y por gente adinerada, es sólo una pequeña parte del gran mosaico cultural que en nuestro país existe.

Si una obra de arte está en la colección de alguna empresa nacional o transnacional es de gran valor y de vez en cuando nos la permitirán ver expuesta, pero si el trabajo es de un grupo indígena, no será arte, será artesanía.

Lo anterior es tan sólo un ejemplo de la forma tan subjetiva de clasificar las manifestaciones artísticas por un grupo de personas, generalmente inmiscuidas en el gobierno o con recursos económicos suficientes para adquirir las obras y coleccionarlas. Desafortunadamente quienes clasifican lo que es cultura suelen ser obtusos de criterio e intolerantes cuando se encuentran con manifestaciones que no cumplen con lo que según ellos deben ser los parámetros ideales de un producto cultural.

Ante esta situación, personas creativas y excluidas de la cultura políticamente correcta comenzaron a establecer sus propios espacios para expresar, crear y mostrar a quien prestara atención que la cultura no solamente se encuentra en los lugares tradicionales. Es de esta forma que muchos creadores tomaron las calles para manifestarse artísticamente ya sea con un toquín, ya con performance, ya con stencils, ya con carteles, ya con intervenciones, etc.

La contracultura ofrece lo que las galerías le negaron a los artistas: Libertad de creación. Hablar del movimiento contracultural en nuestro país es hablar de lo subterráneo, de resistencia, de lucha constante por mantener vivo aquello donde muchos creadores han dado lo mejor de sí y han obtenido reconocimiento y beneficios. Dicho movimiento sigue vivo, en ocasiones pareciera que muere, pero generación tras generación se va alimentando con creadores que son excluidos de la cultura oficial por sus propuestas incomprendidas.

Y sin embargo, hay ocasiones que ciertas manifestaciones nacidas en la contracultura son absorbidas por la industria cultural establecida.

Si bien es cierto que los artistas viven de la comercialización de sus obras, para un creador perteneciente al movimiento contracultural es harto difícil subsistir y crear sin lugares dónde mostrar sus obras, pero cuando llega una oportunidad de algún museo o galería comienza el problema de la contracultura en general: es rechazada en su propio terreno.

La discusión se da en el momento en que un producto contracultural es absorbido por la industria cultural creada por quienes apoyan una cultura oficial. Luego entonces, ¿Deja de ser genuino?, ¿Pierde su intención o rebeldía?, ¿Traiciona al movimiento?

Yo creo que no y a pesar de ello, hay quienes dentro del movimiento satanizan esta situación. Comienza pues la vieja práctica del cangrejismo, si un artista del movimiento contracultural tiene una oportunidad en las altas esferas de la cultura oficial, habrá otros artistas subterráneos que lo señalarán como traidor y harán muchas cosas desleales para que no sobresalga.

No se puede generalizar, pero es una realidad triste esta práctica, sobretodo hoy en día que la cultura oficial ha volteado a ver lo subterráneo y descubrir una producción artística sumamente prolífica. De manera personal no veo equivocada la decisión de entrarle a la cultura oficial. Si como artista creador te invitan y dejan las puertas abiertas, métete hasta la cocina, abre el refrigerador y aprovecha todo lo que hay ahí, pero no olvides dónde te hiciste, el trabajo que te costó llegar a ser valorado y si puedes presiona para que los parámetros sobre lo que es cultura vayan cambiando de manera que otras manifestaciones subterráneas sean consideradas.

El mundo cambia, la sociedad cambia, por lo tanto es ilógico pensar que la cultura no va a evolucionar. Creo que la contracultura en México tiene la oportunidad de tomar por asalto las galerías, los museos y demás espacios que antes les era negado. La creación subterránea también tiene significado e intención y tiene una capacidad impresionante para lograr la discusión entre los que habitamos las ciudades, barrios, colonias y demás lugares donde de pronto y sin aviso previo nos bombardea su mensaje. Por tal motivo yo creo que no queda de otra que seguir creando, seguir construyendo espacios alternativos para dar a conocer las diferentes formas de expresión y de vez en cuando, entrar en la dinámica de la cultura oficial pero no para obtener el reconocimiento personal, sino más bien para poder abrir los espacios y así, poco a poco infectar con creatividad y buenas propuestas la industria cultural establecida.La misión ya está definida, los espectadores y consumidores de sus obras y creaciones estamos pendientes de su proceder…

1 comentario:

Lord Edramagor dijo...

Creo mis estimados Punk-Gatos que existen más de dos ámbitos de lo cultural pero que en efecto, el fenómeno del encaminamiento hacia las esferas oficiales se repite en todos.
La cultura oficial,la contracultura, la cultura incipiente, la popular, etcétera, cuentan en esencia con esferas similares y vicios parecidos.
Desde mi punto de vista, el papel del "promotor" (inexistente en Chiapas) es primordial para detonar los ámbitos culturales que no han accedido a apoyos y espacios oficiales.
Estos últimos aunque no indispensables, resultan importantes cuando lo que el arte debe buscar es acercarse a la masa. Es ilógico dejar de pensar en el objeto del arte como un medio de comunicación que aspira a la masividad: pues es en la masa donde se encuentra el público que buscamos (el olvidado, el oprimido, el altivo, el poderoso y el desprotegido: todos pues).
Un saludo estimados!
Y que siga la resistencia!!!