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jueves

Televisa y TV Azteca son una basura, tergiversan las noticias

21-05-2007
En México las campañas de Televisa, de TV Azteca y demás medios electrónicos contra una posible reforma, o un rechazo, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al monopolio de la “Ley Televisa”, se ha intensificado. Usan muchas horas diarias de transmisión (lo han hecho siempre) para engañar a la población.
En México, aunque algunos digan lo contrario, sigue dominando el presidencialismo. Las determinaciones del Ejecutivo, aunque se pongan a discusión en los poderes Legislativo y Judicial, ejercen la enorme fuerza de antaño. Los asuntos menores se analizan y discuten sin necesidad de la intervención del primer mandatario, pero en problemas determinantes como es el caso de la llamada ley Televisa el Ejecutivo mete la cabeza, los pies y las manos. Por eso en artículo anterior decía que las declaraciones del coordinador panista de los diputados, Santiago Creel, así como las observaciones del ministro de la Suprema Corte, no podrían distanciarse de las órdenes de la Presidencia de la República. Sin embargo parece que el pleito no es tan arreglado como decía. Cabría preguntar: ¿Qué está pasando en la élite de poder? ¿Puede Calderón enfrentarse a Televisa después de ser el pilar fundamental de su triunfo presidencial?
Cuando todo indicaba que el presidente de los empresarios, Felipe Calderón (para agradecer a los medios el determinante apoyo recibido durante su campaña y en el conflicto postelectoral) respetaría absolutamente el poder del monopolio Televisa, de TVAzteca y demás, de manera sorpresiva se escuchó que en la Suprema Corte se podría declarar inconstitucional la “Ley Televisa”.
¿Qué defienden Televisa y demás medios? Publicó La Jornada que el 30 por ciento de la propaganda política que se transmitió en 2006, no se sabe quién la pagó ni quién la ordenó. Fueron 200 mil spot sin justificar. Sólo se tiene 30 mil grabados que se acreditan. Los consorcios no informan. El 80 porciento de los recursos de las campañas políticas fueron a parar a radio y televisión. Los partidos gastaron en 2006 alrededor de 2 mil 700 millones de pesos en compra de publicidad. Hay una relación muy estrecha entre la política y el spot; cuentan más las caras, el eslogan, que los contenidos y se favorece la personalización de la política, así como a su monetarización. Los partidos se convirtieron en meros intermediarios \nde transferencias millonarias directas e indirectas, de recursos públicos a favor de los concesionarios de radio y televisión.
Si revisáramos un poco algunos antecedentes veríamos que las componendas de Emilio Azcárraga y los presidentes de la República han sido permanentes desde que en los cincuenta la TV empezó a estar presente en el país. Por ejemplo, desde mediados de mayo de 1967, el presidente Gustavo Díaz Ordaz ya agradecía a Azcárraga algunos consejos que éste había dado sobre la utilización de la radio y la televisión y le anunciaba que por esos servicios tan estimables, me he permitido nombrarlo mi consejero en materia de radio y televisión. Apenas iniciado el movimiento estudiantil, Díaz Ordaz y su secretario de Gobernación, Luis Echeverría, pidieron a Azcárraga como lo hicieron con otros medios- que cooperara en esos momentos con el Estado. Éste inmediatamente se puso al frente de la campaña mediática que buscaba desprestigiar al movimiento estudiantil.
Con el cada vez más enorme poder económico de Televisa, también de TV Azteca, irrefrenables locutores como López Dóriga y Alatorre, podrán seguir actuando como auténticos dictadores con micrófono. Aprovechándose de su gran poder continuarán regañando y emplazando a la clase política para que los obedezcan. Desde el alto tribunal de la TV seguirán actuando como policías, denunciantes y jueces para servir a la empresa que les paga. Los políticos tendrán que acudir presurosos ante cualquier cita o llamado de esos autoritarios locutores que creen contar con más poder que cualquier procurador, juez o secretario de Estado. Nadie acude a una entrevista porque la solicite, sino que se hace presente cuando la televisora quiere y da la orden. Nadie –ni el presidente- solicita una entrevista; es la empresa la que dice a quién conviene entrevistar en cada momento.
Podría decirse que desde los años sesenta diversos grupos de políticos, de funcionarios y de legisladores, a partir de opiniones y clamores de sectores sociales, han exigido que se pongan frenos al poder cada vez más grande de los medios de comunicación, sean prensa escrita o medios electrónicos. Sin embargo, dado que los medios se han sabido mover inteligentemente entre la clase política –particularmente en los más altos niveles de gobierno- no sólo no se ha frenado su poder agresivo sino que cada día se impone más y más sobre la sociedad.
Hoy Televisa y TV Azteca controlan más del 95 por ciento de la programación y de la publicidad y, al mismo tiempo buscan controlar la política y manipular los gustos de la población.

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